domingo, 30 de noviembre de 2008

Gotas que se suicidan en el agua.

Solo oigo un incesante vaivén de las gotas que caen cuidadosamente encima del agua ardiente. Tus lágrimas no cesan, dejando el rastro en tu mejilla ya rojiza de tanto llorar. El vapor inunda toda la habitación. La bañera, esas gotas y tú. Sentada en el suelo con los brazos entrelazados apoyados en tus rodillas y la cabeza pegada a ti. Te ves impotente ante la vida, incapaz de afrontar la verdad que se esconde detrás de todas y cada una de las cosas. Solo esperas someterte en el más eterno sueño y no despertar más. Lloras y lloras y nadie corre a por ti. Gritas y nadie te escucha. Quieres despedirte de la soledad, de sentir tanta pena. Decir adiós a todas las atormentadas mañanas que te muestran la cruda realidad. El agua sigue caliente, tantas horas y la bañera sigue esperándote...