viernes, 3 de abril de 2009

Y desaparecer de tu único mundo como quién tira su colilla al suelo. Pasear por el margen de la vida como si nunca hubieras pisado Tierra. Observar la fotografía hasta el más mínimo detalle y ver que aún saboreas el sabor de aquél antiguo beso. Rábia. Impoténcia. Y ya no te ves en este oscuro mundo. Te camuflas entre la multitud y de repente unos brazos te rodean. No es él; suspiras... y dejas caer tu triste sonrisa sobre su piel.

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