martes, 24 de marzo de 2009

B l o o d


Es una sensación horrible. La hemorragia no se detiene, la sangre no deja de bañar mi rostro de color granate a cada instante. Estoy inmóvil. Ya no pienso y parece que el sentido del tacto también haya desaparecido entre la oscuridad. El silencio me invade. Sola, cada vez sintiéndote más bacía en mi interior. Siento que estoy temblando, la temperatura de todo mi cuerpo baja lentamente. Los latidos de mi corazón cada vez son más lentos. Mis oídos han quedado sordos, no escuchan o tal vez no quieren escuchar. Mis piernas no responden, no me muevo. No respiro. No siento. No noto. No lloro. Estoy llegando a la felicidad eterna... mi corazón ya no late.

No hay comentarios: